Así como la moneda tiene dos caras, en mi opinión el tema del uso de la tecnología también tiene dos caras y recientemente en el “III Congreso internacional de Informática Educativa” realizado en la Universidad de la Sabana, Jairo e Isa lo explicaron muy bien, una es la cara de la herramienta útil en el enriquecimiento de ambientes de aprendizaje que en mi rol de maestra, veo sin duda alguna, las bondades que ésta ofrece para mejorar los aprendizajes de los estudiantes a quienes oriento, a la vez que me impone retos para estar a la altura de ellos que son “nativos tecnológicos”. En mi interés de transformar mi práctica diaria veo las TIC como ese instrumento de ayuda que permite enriquecer el ambiente de aprendizaje del aula de clase transportando a las niñas y niños a niveles de aprendizaje y de desarrollo de competencias mucho más elevados que los que les puedo brindar en un aula convencional de cuatro paredes pues gracias a ellas y sin moverme del sitio les puedo llevar a conocer muchas partes del mundo, conectarlos con personas que no podría llevar al aula, utilizar recursos atractivos con los que no cuento en físico, en fin un sin número de experiencias que fomentan el acercamiento de los estudiantes a las realidades de un mundo global que los introduce a pasos agigantados en la “sociedad del conocimiento” la cual les exige una constante capacitación y aprendizaje.
Esta herramienta tan atractiva y poderosa tiene otra cara, y es que en este gran mundo virtual no hay normas ni reglas, se favorece el anonimato prestándose para insultos, mentiras, agresiones y delitos y estos son los peligros a que está abocada la juventud y en especial los niños quienes con confianza se conectan en busca de información o establecen comunicación en redes sociales atraídos por el interés de establecer amistad con niños de otros países conocer otras costumbre y culturas y se encuentran con gente inescrupulosa que manipula muy bien la tecnología y está en busca de personas ingenuas para hacerles daño envolviéndolos y aprovechándose de ellos en algunas ocasiones reciben acoso en línea y en otras logran reclutarlos para la pornografía infantil.
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